sábado, 31 de marzo de 2007

Fondos Transformers






miércoles, 28 de marzo de 2007

Mi guitarra
















El Longanizismo



El Longanizismo es una ácida y hábil reflexión sobre el sistema democrático disfrazada de cuento para niños.
Los problemas empiezan cuando Papa Pitufo decide abandonar la aldea y adentrarse en el bosque para ir a buscar un misterioso ingrediente que necesita para continuar sus experimentos (en vez de delegar esa tarea en otro pitufo más joven, cosa que ya hizo, con desastrosos resultados en algún capitulo anterior que no recuerdo con exactitud, decide dejar solos a sus pitufines.).
De inmediato parece haber surgido un “vacío de poder” que algunos pitufos deciden aprovechar en beneficio propio.
Uno de ellos en concreto, llamado simplemente “Pitufo Longa”, llega a la conclusión de que lo ideal será hacer unas elecciones para, más tarde, descubrir que lo único necesario para ganarlas es hacer promesas electorales aunque no tenga la más mínima intención de cumplirlas.
Así pues, promete al pitufo goloso ordenar al pueblo pitufo hacer pastelillos todos los días y doblar las raciones de zarzaparrilla, promete al perezoso redactar una ley que no les obligue a trabajar mas que cuando tengan ganas de hacerlo, le promete cosas a casi todos y llega, incluso, a prometer algún que otro cargo (!!!!!!).
La cosa continúa con una divertida votación, en la que Pitufo Mojojojo (único adversario de Pitufo Longa, en el sistema bipartidista recién creado) tratando de votar una y otra vez para ganar las elecciones. Cosa que, evidentemente, no le sirve de mucho.
Una vez que Pitufo Longa llega al poder las sonrisas y palmaditas de candidato desaparecen por completo. Cambia su pantalón y gorro blanco por unos dorados e insiste ser tratado de “su longanizima” y ser obedecido por todos.
Después de esto asistimos atónitos al espectáculo. Cuando el Pitufo Prematuris, el único con agallas suficientes para protestar, así lo hace, es camelado de nuevo por el hábil político longaniza. Le nombra “gran capitán (en jefe) de los servicios de protección de la legalidad pitufa” y le insta a conseguir unos cuantos pitufos, armarlos y ponerlos a su servicio.
Se crea, entonces, una sociedad militarizada propiciada por un líder fascista para su provecho propio, en la que llega a obligar a su pueblo a construirle un palacio y, en él, algo que antes jamás habían necesitado: una cárcel.
El pitufo bromista, después de gastarle una de sus explosivas bromas a “su longanizima” es el primer ocupante de la celda de palacio. Lo que nos muestra, una vez más de un modo muy inteligente, el poco sentido del humor del que ostenta el poder.
No tarda en surgir un pequeño grupo de resistencia liderado por Pitufo Denis, el único pitufo negro por fuera y rojo por dentro, que se reúnen por las noches de forma clandestina, tomando copete y fumando quien sabe que cosas, teniendo al pitufo bromista como primer mártir de su causa, comienzan la revolución. Primero, de forma pacífica, llenando la aldea de pintura, embases de cerveza y más tarde (cuando otros pitufos son convencidos, a base de medallas, de formar un ejercito y reprimir a los rebeldes) huyen del pueblo formando su propia Pitufi-guerrilla.
La cosa acaba solucionándose, como era de esperar, cuando vuelve del bosque con su mochila llena de cervezas y una que otra maraca, Papa Pitufo. En ese momento los encuentra en plena batalla campal. “¿No les da vergüenza pitufos cu......? ¡Miren tienen pa la caga la aldea¡ ¡se han comportado como seres humanos!”, grita el sabio y un poco ebrio anciano.

Roger Water En Chile





Espectacular, uno de los mejores concierto a los cuales he acudido.